Sentires, desde mis tripas.

Transferir: ceder a otro el derecho o dominio que se tiene sobre algo.

Simbiosis: es una asociación de individuos con el fin de obtener un beneficio.

Despojo de emociones: Pérdida de lo que se posee à robo, saqueo de energía lo que se conoce como vampirismo emocional o personas tóxicas.

La transferencia es ese espacio que se da entre el hablante y el oyente –y que podemos llamar silencio–

En una sesión de psicoterapia, el paciente relata todo ese sentir, molestia, problemática al analista –dependiendo la corriente a la que este pertenezca es el modo de intervención– aunque la mayoría son silencios que vienen acompañados de lenguaje no verbal, el terapeuta asiente con la cabeza, con un ahá y la expresión de los ojos y manos invitando a proseguir con el relato, para que con el material obtenido, se interprete y se devuelva al hablante –en este caso al paciente– una resolución a su motivo de consulta.

Se tienen varios tipos de transferencia:

La idealizada, especular, simbólica, imaginaria, real, entre otras.

La transferencia no solo se da dentro de un consultorio, sino también en la vida misma, en las relaciones que se construyen con las personas del ambiente que le rodea y claro con los mejores amigos, novios, pareja, etc.

Nos centraremos en la transferencia especular, que es aquella donde la persona necesita la aprobación de el otro para alcanzar un bienestar. Este tipo de personas tienen una baja autoestima y son sumamente sensibles a los desaires –de quien sea–

Esta conducta se da en la niñez, durante su desarrollo va conformando una personalidad y para esto busca la aprobación de su madre, cuando esta da respuestas aprobatorias se va nutriendo el niño y desarrolla una autoestima saludable, una persona segura. Pero, si la madre falla en la respuesta no siendo empática, es cuando el niño tiene dificultades para desarrollar la autoestima.

Conforme crece el niño va aceptando su imperfección y constituye una personalidad cohesiva. Cuando se presenta una falla en la transferencia el niño no logra conformar su personalidad y experimenta frustraciones que de no ser atendidas a tiempo llega con estas a la etapa adulta. Es aquí cuando el interlocutor toma el lugar de esa madre para darle aprobación a este adulto, con el fin de recibir la admiración que la madre no supo expresarle.

En este inter la persona se abastece de máscaras para encajar en la sociedad, sorteando así su estilo de vida. Este desplazamiento de afectos persiste hasta que la persona adquiere consciencia o llega a terapia.

El silencio como arquetipo:

El silencio dirige a uno a mirar hacia el interior, a descubrirse tal cual es, al verdadero yo, sin esas máscaras que la sociedad impone llevar. La persona interpreta el papel que la entidad le ha otorgado, se cubre con la máscara del ser, del individuo que ella misma eligió para ser aceptado en colectividad. Aunque este no sea la persona real, terrenal, sí es aquella que tiene esperanza de salvarse en la eternidad.

Se les va la vida buscando una Identidad y el reconocimiento a través del otro. Que un tercero le diga lo que debe o no hacer, buscando siempre la aprobación para con ello ocupar su hueco emocional.

Cuando la transferencia es positiva, fluye de tal forma que va reaprendiéndose, aumenta su conciencia y con ello el trabajo terapéutico o de los amigos que tienen a bien ayudarle, es más hasta esas frases “positivistas” que circulan en las redes y de las que muchos se burlan o se quejan hasta de esos libros que antes se llamaban de autoayuda, ahora de superación personal, a todo eso se le llama biblioterapia.

En cambio, cuando es negativa, la persona no alcanza a verse como es y se conduce con sentimientos y actitudes hostiles hacia los otros, hacia aquellos que no quieren escucharle, los que no satisfacen su expectativa dándose así una relación de amor-odio hacia quien se pueda.

Cuando logran que una persona le de la atención que él requiere, se pagan como sanguijuelas, al fin encontraron un receptor, alguien con quien confesarse, un lugar donde vaciar todo aquello que les aqueja. Es tal la necesidad de hablar que preguntan y contestan ellos mismos. No le dan oportunidad al otro mas que darles una palmadita en el hombro o solo sonreír cómo señal de que le escucha y toda esa necesidad se va reflejando en el otro, con el deseo de reconocerse a sí mismo, de irse construyendo, será exigente con el tiempo del otro; es aquí donde la trasferencia especular se vuelve negativa, donde el otro se va convirtiendo en una sanguijuela emocional…

Es gracias a las películas de Drácula chupasangre que se conoce el término vampirismo aunque hay otros bichos que también succionan ese líquido rojo como los piojos, garrapatas, sanguijuelas que se utilizaban para tratar todo tipo de enfermedades, incluyendo las del espíritu así como patología mentales, aunque claro Drácula convertido en vampiro o un vampiro que se convierte eh humano es más agradable que un bicho.

Cuando surge la identificación con otro u otros, la relación se vuelve más tensa, el interlocutor empieza a sentir cansancio, agobio, cuando lo proyecta el hablante se mira a si mismo y surge la agresión porque no le gusta eso que siente, eso que ve, lo que el otro le devuelve –he aquí del porque las relaciones son un espejo– empiezan los reclamos, la lucha de lo que alguna vez fue la individualidad de la persona, inconscientemente se siente agredido, usado –se invierten los papeles– pero es tanta la necesidad de seguir con el reconocimiento a través del otro, que se llega a un momento de confusión en esta transferencia especular negativa hace que se mezclen los roles.

Es aquí cuando las actitudes se hacen extremas, la persona tóxica empieza con el robo de la emoción del otro, manipula su mente, descalifica su inicial buena intensión de ayudarle, todo esto con el propósito de ser el centro de atención y dejar al otro vacío, así como él llegó en un principio.

Y van por la vida de quien se deje, provocando lástima, compasión… en cuanto encuentran otra víctima empieza de nuevo el ataque. Critican a los demás, sobre todo aquello que ni ellos son capaces de hacer, van regando su pesimismo, dejando en los otros un costalito de culpa por no haberlos tratado bien, todo para ellos es desgracia, sigue siendo víctimas de las circunstancias, se vuelven mas agresivos cuando no encuentran en quien vaciar sus malos humores, la autocompasión, cada vez más integran inhabilidades a su persona, son sarcásticos para defenderse de los que les molestan, en aquellos en los que demanda la atención, cuidado y tiempo que ni él mismo procura para sí, adquieren una personalidad pusilánime, de apocados, de probrecito de mi, cada vez más violentos, humillan, ningunean, minimizan el trabajo de los otros y en cuanto alguien cae, no cesan en exprimirle los sentimientos positivos.

Pero, ¿qué hacen con todo esto que roban? ¿Dónde lo depositan?

Estos vampiros emocionales tienen familia inmediata, esposa e hijos, que llevan la misma dinámica entre ellos. Se tratan mal, son infelices pero siguen allí, porque no tienen más, porque el miedo de enfrentarse con ellos mismos hace que sigan cohabitando, sobreviven de la poca energía que el otro consiguió para seguir con este malvivir.

Qué hacer ante ellos, tenemos un algo que se llama instinto y está justo en la boca del estómago, cuando alguien se acerca este avisa que algo no va bien, es allí cuando lo detienes, no lo dejas pasar ni interactuar, no más allá de la parte sociable y educada que se tiene.

Hacer conscientes los sentimientos, identificarlos, ponerles nombre, muchas veces el miedo paraliza y no sabes para dónde correr y menos si se trata de un familiar.

Confrontar al vampiro, ser honestos con esos espectros, hacerles mención de lo que generan en el sentir, hacerlos conscientes. Cuando uno actúa con franqueza, se siente bien consigo mismo, ello te da fuerza y seguridad por si recibes una colmillada, puedas quitarte a tiempo.

No se trata de lastimarlo sino de enseñarle a tomar conciencia de su actitud, de su mal proceder y porque no, ofrecerle un abrazo y una sonrisa.

Sonríe sólo porque sí
Texto preparado para la cápsula #AndarConSentido #ExpressoCaféRenovado

AleskaHadaVerde

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