No me digas que soy bonita. No me interesa que te guste mi apariencia. Soy más que mi apariencia. Lo que vale de mí está adentro. Es complejo, rebuscado, confuso y en muchas ocasiones contradictorio.
La llama que enciende mis pasiones tiene sed. Sed de conversaciones intensas, pláticas interesantes, discusiones calurosas y cuestionamientos que me hagan pensar, ahondar más en los misterios de este mundo tan absurdo y esta vida tan valiosa y a la vez tan efímera.
No me invites una copa. Invítame a conocer mundos nuevos, a explorar nuevos horizontes. Invítame a descubrir de lo que somos capaces. Invítame a soñar. No me agarres la cintura. Toma mi mano. Apriétala. Hazme sentir viva. Recuérdame que las manos de los seres humanos son como piezas de un rompecabezas, que embonan, que están hechas apara sostenerse unidas.
No me beses con lujuria. Bésame con pasión, con respeto, con entrega. No…
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