La prohibición de los celulares en los bancos en México.

La neta no sé de los demás países, no vivo allí, no hay quién me diga si es igual, si respetan las reglas establecidas, salvo los países del primer mundo y aun así dudaría un poquito, la perfección no existe. 

Conformo el promedio del personal administrativo que acude a estas instituciones bancarias, no voy a investigar desde cuando está prohibido hablar por teléfono celular o radio, la cuestión es que no sirve la ley, o fue estatuto, código, ¡ay no se!, al fin que no funciona, como dijera mi papá sirve para tres cosas para nada, para nada y ¡para nada!

La mayoría de la gente ya trae un móvil, cuando menos, por aquello de que traen el personal, el de la oficina y ahora se estila traer de diferentes compañías telefónicas por aquello de ahorrar en las llamadas.

Mientras se hace fila o sentados, la mirada está dirigida a la pantalla del cel unos se joroban otros lo ponen a altura de donde miren con claridad. La cuestión es que todos estamos en contacto con las redes sociales a falta de una educación y ante el aumento de lo antisocial y lo adusto del gesto de las personas —como respuesta— que nos rodean como para conversar con el de junto, si afán de justificar el punto es aprovechar el tiempo porque hasta para eso somos pichicatos.

Algunos discretos aun le dan la espalda a la ventanilla para que no miren que hablan mientras están a la espera del turno, otro contestamos en voz baja.  Pero otros los que contestan estando en el mostrador como estos que reseño:

Los mensajeros que supongo tienen jefes de esos jodones que de verdad tienen que contestar o los corren del trabajo: “Sí que pasó —y la persona que atiende del otro lado le informa que no puede contestar que esta prohibido— es que estoy en el banco y no puedo contestar, pero ahorita le marco si nomás que salga, si ya de verdad estoy frente a la ventanilla y me están diciendo que no puedo contestar…”

Los multifuncionales a los que mandan por que es urgente hacer el movimiento: “bueno es que me mandaron al banco, pero ya mero salgo, ya estoy aquí si te hablo ahorita que salga es que no te puedo hablar pero a ver dime rápido qué” —y la persona del otro lado lo mira inquisidoramente— “bueno ya si ahorita me voy a hacer lo otro pero ya tengo que colgar pero ahorita te veo si ahorita…”

Los VIP que tienen cuentas y son ‘premier o cliente distinguido’ —o sea son los que tienen como mínimo 4 cuentas en el mismo banco o bien un millón de pesos para hacerse acreedores a esta membresía y pueden pasar haciendo unifila— quienes sin pena ni gloria contestan muy ufanos aunque la persona de la ventanilla diga, haga señas e incluso deje ejecutar su trabajo, el más cínico ha dicho: “Estoy cerrando un trato para traerles más dinero”.

Y finalmente las señoras que son bien divertidas y otras un mucho histéricas: después de dar instrucciones a su hablante se dirigen a la persona que los atiende: “Es que hoy me van a instalar mi closet y todo el día estuve esperando al carpintero y mire me salí nada más tantito y llegó este señor, son unos incumplidos, juegan con el tiempo de uno y encima se lo cobran…”

Yo digo que deberían hacer como en el Lunario —centro de espectáculos— que activan un no se qué que la señal de los móviles son bajas y cero acceso a internet, porque para que el pueblo haga caso, hace falta psicoeducación y para que las autoridades instalen otra vez esto de la educación cívica va a ser más fácil que haya otra revolución, que por cierto esta cerca… bah! no es cierto, el pueblo está comodito con lo que les dan, que para eso hay tantos programas de ayuda gubernamentales. 

Aleska. julio 2013