Sentires, desde mis tripas.

En esta ocupación, he aprendido que cuando consultas a alguien sobre un proyecto en el cual invertiste sino bien todo tu tiempo, si el esfuerzo, el alma, el sentir y anhelos a la par del trabajo profesional que desempeñas, horas de sueño que nunca vas a recuperar, lapsos hambre, miradas, complicidad, momentos de esos que llenan solo el corazón y las entrañas.

Estas frente al consultante, que de algún modo admiras porque es del ambiente donde deambulas y este, sin más ni más, con una voz hasta en tono conciliador, de ese casi suena paternal, porque así le enseñaron y porque estúpidamente cree que sonará mejor el golpazo, se arranca y despotrica contra tu material por no tener la valentía de decírtelo a ti, como persona, puede hasta gritar y sonar a queja que eso es una porquería, con palabras más grotescas por supuesto para dar justo donde alguna vez le dieron a él, no puede perder su oportunidad, de esas malas expresiones que entran hasta la médula, la cuestión y objetivo es convencerte de que eso es una utopía, palabra más palabras menos.

Y esto es porque se siente amenazado y tal vez y solo tal vez, dándole un poco el beneficio de la duda, digo es humano, tal vez la presentación, no fue la correcta, quizá sonreíste de más, te vio un poco seguro, no esa firmeza que se requiere o esa gallardía que se muestra cuando se está ante un maestro porque tú sí respetaste su jerarquía, pero aun así, el efecto que causaste en el centro de este personaje fue tan aterrador que volvió a sentir esa alteración, ese saborcito de la frustración que alguna vez tocó sus entrañas y sabes, este sin sabor te lo pasó a ti, te lo transmitió y amigo, te lo tragaste y no echaste al caño porque lo traías esa noche que era tuya, que era suya, de ustedes.

Un buen maestro te guía, te conduce y sí critica el material, da una opinión del porqué, del cómo, de la falla de este, no solo dice que es una mugre, que está mal hecho, que es de mala calidad, es más ofrece a ayudar en la corrección para su mejor presentación, dime ¿acaso hizo esto?

Dedicado a quien quiere desamparar las letras, al oído de los demás, a parte de sus sueños solo porque le han dado una ración de revés, esto es vida, apenas empieza lo divertido.

Si tus entrañas se comprimen quiere decir que vas bien.
Si cada que pisas un escenario sientes que te orinas es buena señal.
Señor, los perros están ladrando.- Tranquilo Sancho, es señal de que estamos cabalgando: en El Quijote de la Mancha de Don Miguel de Cervantes Saavedra.

Aleska
Junio 2013.

Comentarios en: "Compartiendo castaña" (2)

  1. Patricia Riveroll dijo:

    Me encanta tu desafio el cual siento es honesto y que tristemente la otra persona en este caso me imagino un hombre, al ver la entereza que proyectas, lo asusta y su cobardía/machismo no le permite respetar la belleza que cada ser humano proyecta. Gracias Ale.

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    • Si mi Paty, en este caso así es, y para hacer claro el asunto, al amigo a quien le sucedió le quiero mucho, me lo platicó y así lo sentí, ahora sí que yo no estuve allí solo recibí su desilusión. Besos

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