Sentires, desde mis tripas.

Primera noche.

En la casa de la Carranza preparábamos una sorpresa no se para quién, Juanita preguntaba si me molestaba que estuviera toda la familia, "pues es un festejo" contesté. Llegó tu aborrecente hija y ahí si dije, agg me voy. Saliendo de esa casa iba por el pasillo cuando salías de tu casa con una señora embarazada, quien cubrió su panza detrás de ti, ah tenia que ser de tu clase, sino de que modo…te dije mientas nos cruzábamos, con tu sonrisita estúpida solo atinaste a alzar los hombros, dije estoy soñando, ya vas a empezar con tus loqueras me dijiste; webos respondí. Abrí los ojos con el dolor en el estómago por la muina, sí efectivamente soñaba.

 

Segunda noche

Estábamos en la casa de Libertad, como siempre con los escuinclitos y para variar estaba puesto el tablón, mta otra pinche comidita familiar. Subí a preparar mi espacio, empecé a sacudir y barrer debajo de la cama había kilos de polvo, pregunté cómo es que podías vivir así y otra vez con tu sonrisita estúpida, a mi no me molesta. Agg que puerco eres. Terminé de limpiar; voy por mis cosas y así como dejo la casa la quiero encontrar, volví a mirarte y miré alrededor, nuestras miradas se encontraron. "No me digas que estás soñando y con tu mohín de fastidio. Creo que sí, y desperté con angustia, sí estaba soñando.

 

Tercera noche

Llegué a la casa, dejé las maletas en el tablón, es raro, la casa por fuera es la de la calle Carranza pero por dentro es la de Libertad, las paredes anaranjado con verde, subí, mi espacio estaba ocupado con otro tablón y pendejaditas para embolsar, baje y me salí, quería darte la sorpresa. El escenario cambió, estaba en la administración del condominio, en una cama individual, cobijada y platicando con la secretaria, una chica que he visto pero no se quién, comentábamos lo importante que es para la empresa que mantuviera a sus secretarias porque eso de cambiarlas a cada rato es un desastre. De pronto recordé la sorpresa, chispas se me había pasado el tiempo, me sentía tranquila, sin prisa salí de la administración, me dirigí a la calle Carranza, ya estabas ahí obvio, con toda la monserga de gente, mta nunca puedes estar solo. "Qué haces aquí?” Vine a darte la oportunidad de estar frente a mí y me digas que esto en verdad no vale la pena. Ahí estaba de nuevo,  otra vez con tu sonrisita estúpida! como si eso fuera una respuesta. Me miraste enojado, “No traes calzones!” preguntaste con un tono de reclamo, ups no me di cuenta, con razón estoy fresca, me cambiaré; “haz lo que quieras, siempre lo haces”, , -conteste- soy la que tiene el poder, que weba me das mejor me voy. Subí a la habitación y ahí estaba la aborrecente, como siempre habían hurgado en mis maletas, al guardar todo la engendro me pregunta si no voy a quedarme, con esa voz que solo a su padre convence de que es inocente, -maldita y saber que haberla soportado me tendría en esa casa- no, -conteste-, puedes seguir con tus chingaderas, hasta tener otro aborto total el pendejo de tu padre ni en cuenta. “Que bien -contestó- oyes y puedo quedarme con lo que dejes?” No -respondí-, tomé mis maletas y bajé diciendo: no esto no es lo que quiero ni lo que merezco, entre más gente esté en tu casa más miserable eres, sigo teniendo la ventaja yo sí puedo salir de aquí tengo a donde llegar pero tú no pasarás de esta mierda. Me dirigía a la puerta, volteé y sonreí negando con la cabeza, "ya estas de nuevo de pinche loca" sí estoy soñando…

 

Comentario: es rara esta mezcla de casas, compartíamos la de la calle Libertad, y la calle Carranza es donde pasé mi niñez.

 

 

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